$10,000.00 De Multa En El Año 1948...

Si hoy día diez mil dólares de "Multa" son un paquete de billetes, imaginese usted cuanto representarían éstos en el año 1948 para nuestros humildes y queridos boricuas del cañaveral.

Pero la cosa no se quedó ahí; porque dicha atrocidad represiva de Luis Muñoz Marín podía también venir acompañada de diez (10) largos añitos de cárcel en cualquiera de las terribles porquerizas correccionales de la época.

¿Que de que carajos estoy hablando? Pues nada más y nada menos que de la famosa y abominable Ley de Mordaza. Que el 10 de junio del año 1948 se convirtió en la Ley 53. 

La misma declaraba “delito grave el fomentar, abogar y aconsejar o predicar, voluntariamente o a sabiendas, la necesidad, deseabilidad o conveniencia de derrocar, destruir o paralizar el Gobierno Insular por medio de la fuerza o la violencia”.

Y como si fuera poco, incluyó como delito el imprimir, publicar, editar, vender, exhibir u organizar o ayudar a organizar cualquier sociedad, grupo o asamblea de personas que fomentaran la intención de derrocar, paralizar o destruir el Gobierno Insular.

Como penalidad se le espetaban al humilde jibaro de la caña un máximo de 10 años de cárcel, $10,000 de multa o ambas penas por cometer dichos actos.

Los mismos eran juzgados por un tribunal de derecho obviamente, con un juez nombrado por José Luis Alberto Muñoz Marín (también conocido como El Vate y el Moto de Isla Verde).

¿Hacia donde me dirijo con ésta antigua, desgraciada y represiva verborrea? Pues muy sencillo, en el año 1948 fue donde se acabó de enterrar finalmente la dignidad, la libertad de expresión y libre albedrío que el Todopoderoso les obsequió a nuestros queridos ancestros del cañaveral.

El velatorio y el entierro ya habían comenzado en el año 1937 con la histórica e inolvidable "Masacre de Ponce". Cada uno de estos hechos fueron sembrando en el subconsciente del poco ilustrado agueybanense el terror.

Terror que fue pasando de generación en generación y todavía en el Siglo XXI sigue haciendo estragos. Aunque tengo que aceptar que por causa de la muerte de casi todos nuestros ancestrales jibaritos, el mismo se ha ido reduciendo grandemente.

Aunque muchos de los Baby Boomer's todavía llevan en su sangre los estragos de ese ADN de terror y pánico al Gobierno en sus venas.

Pero llegaron los Millenial's y las cosas empezaron a cambiar.
Prueba de lo que aquí expongo es René Pérez y Calle 13. ¿Usted cree que en esa desdichada época podría cantar éste joven sus canciones de protesta al nefasto sistema? ¡Jamás! nunca hubiese salido de la cárcel o tal vez hubiese ido a parar al cementerio.

Es decir, y para concluir, la ley de la mordaza sembró el terror en mis tatarabuelos, éstos se lo sembraron a mis bisabuelos, que a su vez le fue por éstos sembrado a mis abuelos que terminaron sembrandoselo a mis padres y todos éllos nos lo sembraron a ti y a mi.

Nunca olvides que la fórmula perfecta para dominar a un pueblo es el miedo, el terror y la falta de educación.
Mira si el Gobierno es malo y maquiavélico que te dice que el desconocimiento de la ley no te exime de respetar la misma.

Cuando te arrestan o te dan la multa es que te vienes a enterar de que "X" o "Y" Ley (probablemente muerta) existia y te jodistes porque tu no eres abogado. Si lo hubieras sido, tal vez jamás hubieses violado la misma. O por lo menos, el arresto y la multa hubieran tenido razón de ser.

Es de ahí que en la Iglesia te siguen acrecentando y sembrando el miedo de la Ley de Mordaza, heredado de nuestros amordazados antecesores amenazandote con el infierno y el diablo.

Utilizan para esto entre otras cosas potentes y terrorificas profecías del fin del mundo, terremotos y calamidades. By The Way, nunca pegan una, pero mientras tanto el pueblo vive cagao.

Por otra parte, el Estado hace lo mismo pero con la cárcel, el guardia y criminalizando en el Capitolio cuanta cosa Dios creó. Es decir, cosas que antes no eran pecados (delitos) ahora lo son. Su libro apocalíptico también se divide en dos partes como la Biblia. El Código Civil y el Código Penal.

No hay duda que el entierro de nuestra dignidad, empezó en el 1937 y terminó en el 1948. Reconozcamos pues, que somos un pueblo política y espiritualmente muerto y nuestra verdadera libertad de expresión y libre albedrío fue enterrado hace muchas décadas atrás.